domingo, 4 de agosto de 2013


Psicología Comunitaria. Breve Introducción


Historia

Dos son los ámbitos de origen de desarrollo de la psicología comunitaria: el anglosajón (Canadá y Estados Unidos) y el latinoamericano. En el primero, la psicología comunitaria emerge como respuesta a sociedades que ven aparecer fuertes problemáticas de salud mental en las sociedades industrializadas. Ante estas situaciones los psicólogos sociales, clínicos y escolares convocan en mayo de 1965 al congreso Conference on the Education of Psychologist for Community Mental Health, (Montero, 2004). En éste se propuso una nueva formación para los psicólogos, de tal forma que pudieran ser capaces de intervenir efectivamente en el estudio y solución de problemas ligados a factores “ambientales”, tales como la segregación, la pobreza y la marginación.

En los años sesenta y setenta las condiciones de disparidad económica, política y social de América latina son tan extremas que más que una rama nueva de la psicología, surge un llamamiento a una práctica diferente de nuestra disciplina. Se alude al fuerte vínculo entre las condiciones de vida y la problemática psicológica, haciendo énfasis en un cambio de enfoque que ahora plantea que los seres humanos somos entes activos en la construcción de nuestra realidad, con necesidades y expectativas y no meros sujetos que responden a los estímulos de su entorno social. Montero (2004) afirma que la psicología comunitaria que se propone busca entonces desligarse del “paradigma que la condenaba a la distancia, a una manipulación de las circunstancias de la investigación y de aplicación, no sólo extractiva, sino además falsamente objetiva y neutral” (p.43).

El desarrollo de la psicología comunitaria tanto en el ámbito anglosajón como en el latinoamericano dio lugar teorías, métodos, prácticas e influencias tan diversas que sólo años más tarde, a partir de esfuerzos como el de Isabel Hombrados (1996), se han podido clarificar y categorizar. A decir de esta autora, la Psicología comunitaria posee hoy las siguientes características:

a) Adopta un punto de vista ecológico, esto es, centra su atención en la interacción entre las personas y su entorno, por lo que su nivel de análisis trasciende lo individual para situarse en un nivel más holístico y por tanto, interdisciplinario.

b) “Intenta ser útil y relevante en la solución de problemas sociales. Su misión es crear organizaciones más efectivas” ((p.71)

c) Dirige su intervención al análisis del contexto y las necesidades de los individuos.

d) Asume la posición de que los problemas tengan una solución única y absoluta, sino muchas, diversas y con diferente nivel de impacto.

e) La solución de problemas no ha de centrarse en la “víctima” o en el ambiente sino en la creación de entornos que posibiliten a los sujetos desarrollar habilidades que les permitan gestar mejores condiciones de vida.



Propósitos

Los propósitos de la Psicología comunitaria siguiendo esta línea son lograr una visión diferente de la problemática psicosocial, por ejemplo, la violencia, las adicciones, la delincuencia y otros más, a partir de la investigación como resultado de interacción entre factores ecológicos y los individuos, esto es, en las representaciones sociales construidas por las personas en las comunidades y tiempos específicos.

La psicología comunitaria tiene preferencia por los métodos no experimentales, más cualitativos, sin descuidar lo cuantitativo. De igual manera, si bien hace énfasis en la práctica o el carácter interventivo de su acción, considera que la teoría es importante tanto como punto de partida como de creación de lenguajes comunes para la academia, que permitan la evaluación continua de las intervenciones. Finalmente, la psicología comunitaria centra su acción en comunidades en riesgo en tareas de prevención, más que de tratamiento.

Modelos 
Antes de hablar de los modelos es importante definir lo que es un paradigma. Un paradigma señala, es un modo de conocer, de aproximarse a la realidad, construido por una comunidad científica particular, que emplea una terminología específica para hacer referencia al mundo y sus relaciones.

Hombrados (2013), distingue cuatro grandes modelos o paradigmas en la Psicología comunitaria: el del estrés psicosocial de Dohrenwend, el modelo de la potenciación, el modelo socio- comunitario y el modelo del sistema social – humano. 

Cada uno de estos modelos representa una manera particular de entender la problemática psicosocial, de aproximarse a ella y, por supuesto, un conjunto de valores asumidos por los profesionales que los sustentan. De esta manera, plantea que el trabajo comunitario realizado a la fecha puede categorizarse en cuatro grandes grupos.


El modelo del estrés psicosocial inicialmente propuesto por Bárbara Dohrenwend plantea que los eventos vitales estresantes están determinados tanto por las características psicológicas de la personas en la situación, como por los elementos del entorno. La Intervención debe dirigirse a proporcionar o incrementar todos aquellos recursos (en los mediadores situacionales) que sean necesarios para afrontar exitosamente los eventos vitales estresantes. De esta manera, el modelo ha generado amplias experiencias en Intervención en crisis, intervención en desastres, así como ha llevado a desarrollar programas que disminuyan o eliminen las circunstancias que producen los eventos estresantes, tales como los dirigidos al cuidado prenatal, nutricional, prevención de la violencia, entre otros.



El modelo de la potenciación desarrollado por Julien Rappaport aglutina todos aquellos trabajos de la psicología comunitaria que buscan lograr una condición de dominio o autoridad por la que los individuos o grupos adquieren por sí mismos transformaciones dirigidas a mejorar la calidad de sus vidas y el acceso a bienes y servicios de la sociedad (Fernández y cols. 2011:61). Las intervenciones que se acogen a este modelo se sustentan en tres elementos: 

a) El origen de la mayoría de los problemas está en la distribución desigual de los recursos materiales, sociales y culturales. Una adecuada distribución de los recursos contribuirá a cubrir las necesidades y prevenir la aparición de los problemas. 

b) El derecho de las personas a ser diferentes. Fomentar el protagonismo de personas grupos y comunidades significa trabajar desde sus propios marcos de referencia. 

c) Necesidad de colaboración entre profesionales y comunidad implica la creación y desarrollo de un diálogo horizontal que favorezca el protagonismo de esta última. 


Por su parte, el modelo socio- comunitario tiene como punto de partida la crisis de la psicología social de los años setenta. Según Serrano – García y cols. (2012) los elementos fundamentales de este modelo son el materialismo histórico y la investigación acción participativa. Sus propósitos son la transformación social a través de la acción y reflexión comunitarias. “En tal sentido, sostiene Montero (2003: 146) son acciones políticas, pues son formas ciudadanas de ejercer la democracia”. 

El carácter político de este modelo de intervención en la psicología comunitaria puede resumirse de la siguiente manera: 

a) El trabajo con comunidades con grupos organizados dentro de ellas y con líderes comunitarios exige una perspectiva holística de la situación. 

b) Parte de la consideración de que los problemas que aquejan a una comunidad no son de carácter individual sino que residen en las relaciones interpersonales y sociales. 

c) El énfasis en la praxis comunitaria está en el cambio social y 

d) Las comunidades son las rectoras de su destino. 



Finalmente, en el modelo del sistema social – humano confluyen todas aquellas intervenciones que desde la psicología comunitaria se han llevado a cabo en las últimas dos décadas y que sostienen una visión posmoderna de la sociedad, del trabajo de los profesionales y de ciencia. 

Este modelo parte de la idea de que la globalización, principalmente económica y tecnológica, es parte de un proceso en el que la localización es su complemento antagónico. De acuerdo con Bauman (2001), los grandes grupos humanos concentrados en las ciudades desarrolladas, al mismo tiempo que quienes se quedan en sus lugares de origen, se arraigan identificándose con el mundo global a través de los medios masivos de comunicación. La televisión y más recientemente el internet son las principales ventanas a las imágenes y discursos, promueven ideas y sentimientos de pluralidad como libertad de elección y competencia, que en realidad no existen. En contraste, en las zonas comunitarias se gestan sentimientos de solidaridad e identificación con la cultura local. Ambos procesos son consecuencia de lo global y lo local que, de acuerdo con García (2007), se ubican en cinco dimensiones:  

· De la territorialidad hacia la extraterritorialidad. En el sentido de lo territorial, la migración a las zonas desarrolladas económicamente propicia la erosión de las identidades locales. Los espacios urbanos se fragmentan en barrios disgregando las comunidades y sus procesos de cooperación y solidaridad. 

· De la seguridad hacia la inseguridad. En el sentido de la seguridad, el mercado político se encarga de vigilar y establecer las mejores condiciones para que se desarrolle el mercado económico mermando el poder del Estado para actuar en contra de aquellos que delinquen “dentro de la ley” o con su anuencia. 

· De la movilidad hacia la inmovilidad. De igual manera, se ha mermado consistentemente el poder del Estado para regular los flujos financieros y controlar su capacidad de transferirse y devastar las economías de los países en desarrollo. Consecuentemente, en el sentido de la inmovilidad, las bases de datos son utilizadas para vigilar a las personas, sus intereses o necesidades, sus ingresos y su consumo actual y futuro. 

· De la inclusión hacia la exclusión. En el sentido de la inclusión, los medios de comunicación, Internet como el principal escenario, son el sinóptico moderno y junto con la televisión hacen sentirse a los individuos necesitados de participar del gran consumo, del que en realidad no pueden participar. 

· De la satisfacción hacia la insatisfacción. El tipo de consumo que se ha propiciado en nuestros días no está fundamentado en la satisfacción de una necesidad, sino en creencias, percepciones y valores improvisados. 

Esta situación enfrenta al psicólogo comunitario a escenarios en extremo complejos que necesariamente requieren del replanteamiento de conceptos tales como: “comunidad”, “entorno”, “identidad” y otros, así como de su quehacer y función social.



Potenciación 

De acuerdo con Hombrados (2013): 

El concepto de Potenciación se considera un constructo muy importante en el desarrollo teórico de la psicología comunitaria. Los componentes de este complejo concepto deben ser analizados ya que aunaría diferentes perspectivas teóricas dada su naturaleza ecológica. La potenciación o empoderamiento, como otros la denominan, se refiere a una condición de poder o autoridad y se relaciona tanto con la determinación individual sobre la propia vida y el sentido psicológico de control personal, como con la participación en la vida de la comunidad y la adquisición de recursos. Es un constructo multinivel aplicable tanto a individuos como a organizaciones, lo que conduce al estudio de las personas en el contexto. El concepto también se desarrolla con la intención de ampliar el campo de actuación de la intervención comunitaria y plantea directrices prácticas importantes dirigidas a incrementar el poder de la comunidad. 

Es entonces que este concepto ha dejado de pertenecer únicamente al modelo propuesto por Rappaport sino que ha sido adoptado en general por la Psicología comunitaria para que, como señala Hombrados, oriente sus intervenciones y cada una de las fases que las integran: Identificación del problema y evaluación de necesidades; Diseño, programación y planificación de la acción, Ejecución e implementación; Evaluación y Seguimiento. 


Principios del modelo ecológico del desarrollo humano 

Otra de las teorías que ha recibido mayor aceptación en la psicología en general y en particular en la comunitaria, sobre todo española, es el modelo ecológico del desarrollo humano (en adelante MEDH) propuesto por Urie Bonfenbrenner. 

El MEDH plantea que para comprender a cualquier ser humano es necesario entender los contextos en los que se integra. Así, el comportamiento de una persona es el resultado de la interacción de su carga genética con la familia inmediata y con otros componentes del ambiente, tales, como sus pares, la escuela, la región que profese, los medios de comunicación a los que esté expuesto, tomando por supuesto en consideración su clase social, sus valores culturales y el momento histórico determinado. 

Bonfenbrenner describió seis principios que permiten entender estas interacciones en el desarrollo humano desde las primeras etapas de la vida. El cuadro 1 los expone brevemente:
Principios del MEDH
1
Desarrollo en contexto: el desarrollo humano se encuentra profundamente influenciado por las características de los contextos que rodean a la persona.
2
Habilidad social: la persona necesita desarrollar habilidades sociales para interactuar adecuadamente con su entorno.
3
Acomodación mutua individuo – ambiente: las personas y su entorno se adaptan y se ajustan mutuamente.
4
Efectos de segundo orden: algunos aspectos del desarrollo humano tienen lugar como resultado de interacciones modeladas y controladas por elementos que no están en contacto directo con las personas implicadas.
5
Conexiones entre personas y contextos: las relaciones que transcienden a distintas personas  y contextos influyen marcadamente en el desarrollo humano.
6
Perspectiva del ciclo vital: las características de personalidad y el manejo de las situaciones difieren a lo largo del ciclo vital.
Fuente: Estévez, Jiménez y Musito (2011)

Según el MEDH el desarrollo humano se halla integrado en una abigarrada red de relaciones que expresan la manera en la que los diversos contextos se interrelacionan. La siguiente figura presenta los contextos de desarrollo más significativos en los seres humanos:



El cronosistema es la dimensión temporal del desarrollo de las personas y sus contextos. El microsistema lo conforman los entornos más inmediatos en los que la persona participa activamente. El mesosistema son las interacciones entre dos o más microsistemas. El exosistema son los entornos que no incluyen a la persona como participante, pero en los cuales se producen hechos que afectan al micro y al mesosistema. Finalmente, el macrosistema es el conjunto de creencias, actitudes y valores dominantes que caracterizan al entorno cultural. 


El modelo ecológico en la intervención desde la psicología comunitaria 

Tomando en cuenta el empoderamiento es un constructo multinivel aplicable tanto a individuos como a organizaciones, en el que se da una influencia mutua entre los diversos niveles y cuyo contenido difiere atendiendo a los diferentes entornos, personas y organizaciones a que se refiere (Estévez y cols., 2011: 77), podemos considerar que la potenciación desde una óptica ecológica, puede guiar el trabajo comunitario, como se expone en el siguiente cuadro:

Niveles, procesos y resultados de la potenciación
Niveles de análisis
Proceso de potenciación
(empowering)
Resultados de la potenciación
(empowered)
Nivel
MEDH
Individual
·           Aprendizaje de habilidades
para la toma de decisiones
•Manejo de recursos
•Trabajar en equipo con los demás


• Sentido de bienestar
Sentido de control
•Conciencia crítica
•Comportamiento participativo

Microsistema
Organizacional
•Oportunidades en participar en la toma de decisiones
• Responsabilidades compartidas
•Liderazgo compartido

•Competencia efectiva en manejo de recursos
• Redes de trabajo: coaliciones entre organizaciones
• Influencia política

Mesosistema
Comunitario
• Acceso a recursos de la comunidad
•Apertura de estructuras mediadoras

• Coaliciones organizacionales
• Liderazgo plural
• Habilidades participativas de los residentes en la vida comunitaria
• Valores reflexionados

Exosistema y macrosistema




Al igual que en el MEDH, la teoría de la potenciación considera que es necesario analizar la realidad de las personas en función de los diferentes niveles que integran sus contextos con el fin de comprender cómo ciertos aspectos organizacionales, políticos o económicos tienen un peso específico para favorecer, o en contraposición, para inhibir los procesos de control y de dominio. 

El microsistema es el patrón de actividades, roles y relaciones interpersonales que la persona experimenta más intensa y frecuentemente (familia, escuela, lugar de trabajo, su iglesia). Trabajar en este nivel busca, como puede observarse, que la persona desarrolle habilidades, sepa manejar sus recursos y aprenda o fortalezca trabajar con los demás. 

El mesosistema la interrelaciones de dos o más entornos en los que la persona participa activamente, esto es, la interacción entre microsistemas (relación entre hogar- escuela, hogar – grupo de compañeros, hogar- grupos sociales). Potenciar a las personas en este nivel pretende incrementar sus oportunidades en participar en la toma de decisiones, la toma de responsabilidades compartidas, así como ejercer el liderazgo compartido. 

Un exosistema se refiere a uno o más entornos que no incluyen a la persona como participante, pero en donde se toman decisiones que la afectan. El potenciamiento en este nivel buscar vincular de forma efectiva lo que ocurre en ambos sistemas. 

El macrosistema contiene el grupo de creencias, actitudes y valores dominantes que caracterizan a las personas y que permean hacia los otros sistemas a través de diversos procesos. La potenciación busca que las personas identifiquen y reflexionen críticamente sobre estos procesos. 

El equipo que lleve a cabo la intervención comunitaria deberá identificar el nivel en el cual puede llevar a cabo su trabajo, sin perder de vista la interacción que este nivel tiene los demás.